martes, 28 de septiembre de 2010

En el silencio de Belén de los Andaquíes

Llegamos a Belén de los Andaquíes por una carretera semi pavimentada, rodeada de extensas praderas verdes y montañas azuladas que en el horizonte se degradan con el cielo nebuloso. Este es un pueblo pequeño, de 35 grados centígrados aproximados, ubicado al sur occidente del Caquetá. Como la gran mayoría de los pueblos de esta región, también ha sido escenario de diversos actos de violencia que desembocan, de punta a punta, en un abusivo estigma por parte de quienes ven el conflicto de lejos y de forma superficial. Sin embargo, con mucho para mostrar, dicho lugar se caracteriza por tener, tal vez, la mejor experiencia en comunicación - educación de la región y por qué no del país.

Belén de los Andaquíes se destaca por su biodiversidad natural. Existe una variedad singular de aves, entre las cuales figura el Jacamar, Saltarín, Hormiguero, Bomberito o soldadito y distintas clases de colibríes, entre otros. El territorio sobre el que está cimentado posee una de las mejores tierras para el cultivo de plátano, yuca, maíz, cacao, palma y para la ganadería. En sus alrededores, los ríos Pescado, San Luís, San Juan, Bodoquerito, Sarabando y demás, conforman uno de los sistemas hídricos más complejos e importantes del país.
En el calor de sus habitantes
A las ocho de la mañana nos bajamos del mixto (chiva) en la plaza central, diagonal a la iglesia. Tras un pequeño extravío, no sin antes percibir un agradable silencio,  llegamos a la Escuela Audiovisual donde nos encontramos con Alirio, gestor y promotor de la escuela, quien nos recibió con acentuada afabilidad.  Durante la mañana nos ubicamos en la Tienda (una habitación de la escuela) y fuimos conociendo, uno a uno, los niños y jóvenes más destacados de este centro de producción audiovisual. Entre estos está Chilca, moreno de cabello negro liso y de actitud analítica; el Gordo, de voz fuerte y piel blanca; Mono, de piel oscura y de actitud discreta; Alex, de cabello corto y buena ortografía; Caliche, de personalidad inquieta, adicto a la cámara fotográfica y Luisito, de 10 años, blanco y disciplinado. Ellos han elaborado, sobre todo los tres primeros, producciones destacables en las que pretenden mostrar distintas historias de sus familias, vecinos y habitantes del pueblo en general. El fin en sí, consiste en dejar registro de las distintas actividades del pueblo para alimentar la memoria colectiva del mismo.
En las primeras horas de la tarde fuimos a las casas de los niños. Sus familiares son muy afables y prestos al diálogo. En cada visita nos recibieron con muy buena atención, nos permitieron conocer un poco sus vidas, la relación entre ellos, y la percepción que sobre la escuela tienen. En la noche tuvimos la posibilidad de hablar más amenamente con Alirio,  el administrador de la EAI, según él “el primer estudiante de la escuela”. Alirio es delgado, de 1,77 centímetros y 40 años aproximados, de piel clara, crespo, cabello negro, cortés, de voz suave, personalidad sencilla y es empírico en producción fotográfica y audiovisual. Es conocido como una persona incondicional con su gente, admirable, simpático, no materialista y de gran vocación artística.

Una escuela ejemplar
Ésta nace en el 2005, cuando  un sastre del pueblo lleva una cámara donde Alirio para que se la enseñe a manejar y éste último le sugiere antes que todo conseguir una historia. La escuela de 150 metros cuadrados aproximados, está conformada por una  sala de cine, una de edición, una de Internet, otra para el canal y por dos pequeños lotes en tierra donde se siembra plátano. Las paredes, casi en su totalidad, están cubiertas de murales de colores vivos y variados.

Posee un ambiente propicio para el aprendizaje. Es una escuela donde las fronteras entre profesor - alumno no existen; el carácter policivo, vertical y radical del maestro sobre el niño, sencillamente no existe. Los niños no tienen horario, ni uniforme y mantienen jugando en la medida que producen historias alusivas a sus vidas cotidianas. Este acercamiento a cada rincón de sus vidas por medio de historias audiovisuales, es un ejercicio que expande el conocimiento, genera preguntas y sugiere reflexiones, pues la composición fotográfica o audiovisual implica una elevada agilidad semiótica si tenemos en cuenta que la imagen es la representación más seductora para la percepción humana.
Es una escuela ejemplar que rechaza la obsolescencia de la escuela formal, refuta aquella que consiste en depositar información en el estudiante como vaciar agua en un balde. Esa en la que los niños se convierten en bafles de discursos retardatarios baratos e incoherentes. Por el contrario, la escuela inquieta al niño, les produce curiosidad e inconformidad, les permite jugar mientras aprenden, les estimula el ego, les ejercita sus competencias comunicativas.
En sí, ésta es una familia grande donde no vale un número como evaluación sino un gesto de aprecio por lo que allí se elabora. Lo importante es que los niños cuenten historias jugando con las imágenes y las voces, con los signos y los símbolos, con la luz y la sombra, con los colores. Los docentes y familiares entrevistados coincidieron en el cambio  intelectual de los niños y jóvenes que integran la escuela. Convergen en que han notado en los jóvenes una mejor relación con sus compañeros y en sus casas las madres afirman que notan los chicos más despiertos, más ágiles mentalmente, más suspicaces en el manejo tecnológico.
Semillas de futuro
Mientras los días transcurrían entre lluvia y sol, mi mente se sumergía en reflexiones que evocaron la mediocridad educativa de mi infancia. Si tan sólo hubiera conocido las cámaras en mi niñez.  Pensaba por ejemplo en lo que significa que un grupo de niños tengan la posibilidad de representar la realidad de forma divertida. Qué gran avance que los jóvenes observen la vida desde otro lente, que caractericen el mundo que los rodea, que problematicen, que increpen sobre el modelo pedagógico de la escuela formal que no los lleva sino a la subordinación de una estructura estatal retardataria y tradicionalista. Al aburrimiento, al odio por el aprendizaje.
Qué interesante que los niños reconozcan su entorno y sepan organizarlo en un lente, o que sean consientes de la luz y los colores al momento de componer una imagen representativa. En esta medida la escuela audiovisual significa el futuro de los niños. Significa la riqueza mental, la capacidad de viajar con la imaginación a lugares futuros donde muchos niños y jóvenes tal vez nunca llegarán.

por: Germán Osorio Arias
Publicado en: http://www.suregion.com

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