Para el proceso de el Encuentro 20 de Abril ha sido importante asistir a EXPOPAZ, no solo por la posibilidad de visibilizarse ante Colombia y el mundo, sino porque el contacto con otras experiencias nos permite comprender la dimensión de nuestra apuesta. El relacionarse con otras iniciativas que buscan gobernabilidad a través de la construcción de políticas públicas cimentadas desde la base permite pensar que nuestro ejercicio no está solo.
El universo que aquí se vive permite hacer la pregunta del por qué, ¿si somos tantos los interesados trabajando en apuestas de paz, no la hemos alcanzado? Una posible respuesta gira alrededor de pensar si Colombia está lista para hablar de paz, sobre todo la institucionalidad.
Sin embargo, el lema que ha cobijado la experiencia aclara el espíritu que la anima: “que todos se levanten y que nadie se quede atrás”; texto del libro de los Mayas, el Popol Vuh.
Participar en el diálogo de la Feria que visibiliza las experiencias de construcción de paz desde las regiones, deja algunas cosas claras:
La guerra aún está con nosotros y a pesar de ella la cotidianidad en las regiones sigue comprometida con la búsqueda de una convivencia pacífica.
Las experiencias aquí reunidas no aceptamos ninguna solución armada al conflicto político, social, económico y cultural que vive Colombia.
La complejidad del conflicto dificulta una solución que sólo pase por el silenciamiento de las armas.
El Gobierno insiste en estar cerca de acabar con el conflicto cuando propone las leyes de reparación a las víctimas y la ley de tierras. No es lo que la mayoría de presentes piensa y vive en las regiones.
Son muchos los bordes desde donde se busca la solución al conflicto social, económico, político, cultural y armado que padece el país.
La confianza entre los distintos actores, sectores y poderes aún está lejos de alcanzarse. Es necesario mirarse a los ojos, sin mediación alguna, es fundamental permitir los encuentros que permitan el contacto entre las distintas formas de abordar los problemas del país.
Es clara aún la distancia que existe entre las dinámicas de la institucionalidad y las de la sociedad civil organizada. Sin embargo podemos constatar los distintos esfuerzos que se están realizando en este sentido para encontrarse.
Las comunidades indígenas son un paradigma todavía no muy comprendido, pero sí siguen tocando aquellos asuntos neurálgicos de la problemática que en el fondo se discute: el concepto de desarrollo humano sostenible frente al del “Buen Vivir”; la cosmovisión que involucra la tierra, el territorio, la gobernanza y la gobernabilidad frente a la institucionalidad excluyente por nombrar algunos que aún hacen parte de la cuestión, sin olvidar el asunto de la comunicación propia.
Si bien es cierto la comunicación juega un papel crucial en el trabajo de las organizaciones, son los contenidos que ellas impulsan las que podrán poner sobre la mesa los distintos intereses, necesidades y posiciones sobre la Colombia que queremos, así como la necesidad de formas distintas de manejar la información, distinta a la propuesta por los medios masivos de comunicación hegemónicos.
Hoy se da término a las actividades con música, donde participará con un concierto Aterciopelados. Hay que resaltar que la alegría, el humor de los colombianos siguen siendo nuestra verdadera tabla de salvación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario